miércoles, 18 de julio de 2007

Los factores de un comienzo

", .. una formación de carácter no nacionalista, con una ideología de centroizquierda basada en los valores del liberalismo político y el socialismo democrático en la que predominara la razón sobre los sentimientos, los derechos de las personas sobre los llamados derechos colectivos ... " Francesc de Carreras

Reacción al nacionalismo

Ciutadans parte de algunos valores bien asentados en la historia del movimiento que no pueden ignorarse. Unos valores, en buena parte, surgidos por oposición a los 'contravalores' que han caracterizado la hegemonía nacionalista en Cataluña y monopolizado, por tanto, el debate político en esta región.
Así, frente a la continua apelación nacionalista a los sentimientos, Ciutadans reivindica una forma de hacer política basada en la racionalidad y la capacidad crítica, la vocación de objetividad y el debate. Frente a las distinciones latentes en el discurso nacionalista entre "buenos" y "malos" catalanes, Ciutadans enarbola la bandera de una ciudadanía basada en derechos y libertades iguales para todos, sin distinción de lenguas, creencias u orígenes. Frente a la imagen de una Cataluña eterna, dotada de derechos colectivos a los que todo catalán debe someterse, Ciutadans plantea una defensa cerrada del ciudadano como único sujeto de derechos y libertades que sólo pueden ser individuales. Frente a la política orientada a reconstruir un pasado mítico, Ciutadans defiende una política orientada hacia el progreso y el futuro de las personas. Frente a la pretensión nacionalista de dibujar una Cataluña confrontada y separada de España, Ciutadans reivindica un proyecto cívico y nacional común basado en la ciudadanía, y no en la trascendencia. Y frente a discursos involucionistas que prometen devolvernos a una Arcadia feudal, Ciutadans reivindica los valores de la modernidad ilustrada y la Revolución francesa como vectores, hoy más que nunca, de la acción política.
El proyecto esbozado en los orígenes de Ciutadans corresponde, por tanto, a la emancipación de los ciudadanos respecto a las yugos, los lastres y las ataduras que impone el discurso identitario, típicamente premoderno. Es por ello por lo que el partido se reconoce heredero de las dos grandes tradiciones europeas del pensamiento político moderno: el socialismo democrático y el liberalismo político. Este reconocimiento, que supone el punto de partida del proyecto político de C's, sitúa el partido en un amplio espectro sociológico que va desde el centro progresista hasta la izquierda o, si se prefiere, se sitúa en el espacio político habitualmente conocido como centroizquierda.

Más allá de lo sabido

No obstante, esa caracterización no es suficiente. Centro, izquierda, derecha, son palabras que se emplean con profusión desde los partidos tradicionales y que han perdido buena parte de significado y credibilidad como consecuencia del abuso de una clase política que los ha usado más como parapeto, como etiqueta vacía tras la que esconderse y con la que confundir a los ciudadanos, que como conceptos para identificar sus políticas. Sólo así puede entenderse la incoherencia de unos partidos, los que sostienen la actual mayoría gubernamental en Cataluña (con el segundo tripartito) y en toda España, que hacen ostentación y protesta de izquierdismo mientras desarrollan, despliegan, alientan y dan cobertura a políticas insolidarias y reaccionarias que son abiertamente hostiles no ya a los principios de igualdad y justicia social que típicamente se asocian con la izquierda, sino con la propia idea de ciudadanía que constituye la base de las democracias modernas, de la izquierda democrática y la derecha liberal.
En ese sentido, el proyecto político de Ciutadans es radicalmente novedoso y marca distancias frente a los partidos tradicionales, ya se proclamen éstos

de izquierdas, de centro o de derechas. Más allá de la propaganda de cada partido sobre su pretendida adscripción política, la clase política española forma cada vez más una comunidad cerrada de intereses, cada vez más ajena a la ciudadanía y a sus preocupaciones. La actual legislatura ilustra con nitidez la afición de la clase política nacional para obviar las preocupaciones de los ciudadanos y generar nuevas problemáticas, nuevas fracturas y nuevas amenazas para la sociedad española.
En realidad, el ensimismamiento identitario y la degradación democrática que motivó primeramente en Cataluña la aparición de Ciutadans es una de la consecuencias, quizá la más vistosa, quizá la más opresiva, de esta creciente divergencia entre políticos y ciudadanos, entre sociedad y partidos. El proceso de reforma estatutaria dejó al descubierto la sinrazón de una clase política autonómica dispuesta a tensar la convivencia dentro y fuera de Cataluña y a hipotecar una legislatura entera en nombre de un proyecto, el nuevo Estatuto, que consiguió mover a las urnas a menos de la mitad de los ciudadanos catalanes. Pero no fue un proceso aislado: es imposible separar su génesis, así como el auge nacionalista de los últimos años, de la complicidad de unos partidos nacionales que han priorizado sus intereses electorales inmediatos aunque ello supusiera activar o nutrir dinámicas centrífugas perniciosas para todos los ciudadanos. En Cataluña, como en el País Vasco, el fenómeno se manifiesta en forma del nacionalismo hegemónico. En otras regiones, adopta los peores vicios del viejo caciquismo, de la mano de nuevas castas políticas que han consolidado, a la sombra del proceso autonómico, poderosas redes clientela res en su ámbito de influencia: tanto en unos como en otros casos, la dinámica de fondo es similar.
Se trata, por tanto, de un problema que no se circunscribe a una comunidad autónoma, sino que aqueja a toda España, de una forma u otra, que erosiona la calidad de ciudadanía, degrada la democracia en todo el país y que requiere, por tanto, una respuesta nacional. Una respuesta nacional capaz de restablecer la dignidad de la política, capaz de disolver el autismo de la clase política, capaz de devolver la política a la ciudadanía y capaz de poner sobre la mesa una política de ciudadanos para ciudadanos.
En estas condiciones, consideramos que Ciutadans debe articular su proyecto político en torno a cinco ejes que se exponen en los próximos apartados.
• Izquierda cívica
• Tercera España
• Democracia de ciudadanos
• Reforma institucional: unidad, claridad, eficacia
• España como ciudadanía

Apuntes sobre consideraciones relativas a orientación política en C's.

Juan Antonio Cordero.

1 comentario:

la Guillotina dijo...

Felicidades por su página y gracias por enlazarnos. Hemos hecho lo mismo.