martes, 17 de julio de 2007

La Cataluña real a través del porno

El otro día tuve el placer de acudir al Saló del sexe en Català invitado por la organización para debatir con el resto de partidos parlamentarios sobre el sexo y la política en representación de C's. Aparentemente tendría que ser una situación incómoda para un miembro de mi partido acudir a una convocatoria de este tipo, porque cualquiera diría que ante un evento supuestamente reivindicativo de esta índole me tendría que sentir en la boca del lobo más nacionalista, pero yo la verdad es que me presenté interesado en conocer tal evento de primera mano y la verdad es que lo que me encontré fue muy ilustrativo de la Cataluña del Autogobierno.

Realmente, lo que encontramos en el Salón no fue una catarsis nacionalista sino algo mucho más mundano. De hecho, en el debate, la organización, en un ejemplo de transparencia y sinceridad encomiable, nos puso encima de la mesa a los representantes de los partidos una reclamación del sector de la industria pornográfica que se fundamentó sobre todo en la petición de subvenciones de una forma totalmente abierta. El resto de partidos escurrió el bulto ya que fueron para una mera exhibición de buenas intenciones y bellas palabras, pero yo, como no podía ser de otra manera, me opuse abiertamente a la política de subvenciones, ya que no representan la pluralidad de la sociedad y son discrecionales, estableciendo una dinámica clientelar que atenta a la imprescindible libertad e independencia de todo creador.

Esperaba exaltar el debate, pero sólo recibí silencio por parte del resto de representantes políticos y la aprobación por parte del organizador, el cual sólo hizo una observación de un evidente agravio: ya, pero si todo el mundo se lleva su parte, qué menos, o todos o ninguno, vino a decir. Y, ciertamente, resulta comprensible su reclamación. Se habían rebajado a rendir pleitesía al nacionalismo para ser merecedores de prebendas con lo de sexe en català y no habían sido correspondidos, de hecho, el organizador explicaba con amargura como el responsable de las dádivas se las había ido negando a pesar de las buenas intenciones que le mostraba siempre.

Realmente esta descarnada escena resulta increíblemente ilustrativa de lo que es el nacionalismo y el sagrado Autogobierno catalán. Parece que al final habrá que darle la razón a CiU cuando insiste en que el Autogobierno se fundamenta en los derechos históricos, y no en la Constitución y en la voluntad del pueblo catalán, como le cabría imaginarse a un inocente demócrata, ya que desde luego se comportan como el llamado Antiguo Régimen. La cuestión es que si el feudalismo tenía sus formas de rendir fidelidad a través de instituciones como el osculum, el nacionalismo exige adhesión a través de sus principios identitarios.

Porque os aseguro que interés por la incuestionable promoción de la lengua catalana ninguna. Es tan sólo una parafernalia que debe asumir la sociedad civil que desee apoyo institucional. Sin ir más lejos, los organizadores del salón escaso interés mostraron. De hecho, cuando expresé la escasa importancia de la lengua en la que se desarrolle el sexo ya que si de algo se basa el erotismo es de generar un lenguaje que en poco necesita de comunicación articulada, tanto organizadores como los representantes de CiU estuvieron de acuerdo. Hasta tal punto es representada esta reivindicación que cuando una crédula espectadora interpeló al organizador ante el hecho de que en un salón de sexo en catalán los speakers se expresasen en castellano éste lo negó categóricamente, a pesar de que yo había constatado lo mismo y, el mismo organizador no reparó en buscar amparo en un director de cine en catalán colaborador con el que habló, delante de todos, efectivamente, en castellano, mostrando cual era la lengua con la que se comunicaban. En definitiva, una impostura que alguno se cree.


Jaume Mestre Debate21 Viernes 30 de Marzo 2007

No hay comentarios: