Por definición, siendo de izquierdas no se puede ser nacionalista.
Sección de la entrevista realizada por Miguel Riera a Felix Ovejero para El Viejo Topo nº 198, (2.004) se explica y justifica de forma demoledora el porqué.
3ª pregunta
MR-Presumo entonces que en tu opinión expresiones como "España es una nación de naciones" o la idea de plurinacionalidad debieran carecer de sentido desde una perspectiva de izquierda...
FO-La única nación defendible normativamente, desde una sensibilidad emancipatoria, es la de los ciudadanos libres e iguales, la que arranca de las revoluciones democráticas. Es la que funciona como un ideal, la que nos sirve, por ejemplo, para criticar las democracias "realmente existentes" cuando pervierten la igualdad de poder entre los ciudadanos, por ejemplo, a través de unas formas de propiedad que aseguran amplios poderes discrecionales sobre aspectos importantes de la vida colectiva. Esa nación, francesa, republicana, permite realizar un ideal de justicia, aunque sea limitado territorialmente. Por supuesto que en ella conviven individuos con distintas biografías, con distintas características, algunas de las cuales pueden dar pie a algo parecido a pautas de comportamientos compartidos y relevantes desde el punto de vista de formas de vida comunes. Y no hay que pensar en que las más fundamentales sean las "nacionales". Podemos pensar, por ejemplo, en mujeres, campesinos, jóvenes, grupos religiosos, hasta en quienes conviven en las mismas circunstancias climáticas y ecológicas, que, desde luego, condicionan los modos de vida y las culturas más que cualquier otra cosa. Pero lo que no tiene sentido es volver a la idea de reunión de pueblos, como si fueran unidades homogéneas, impermeables a la historia, a la biografía de las personas. Y esa es la idea de los nacionalistas: una esencia, un momento histórico, que es el que se privilegia, y lo demás es contaminación, invasión, pero no lo genuino, no lo verdaderamente "propio", identidad verdadera. No importa si después, durante un siglo, se producen mil acontecimientos. No importa si el 65% de los catalanes actuales tenemos nuestras raíces fuera de Cataluña. Todo eso será simple injerto, corrupción de la pureza originaria. No hay mejor ejemplo de eso que la absurda idea de "lengua" propia, de una lengua que es la de un territorio, sin que importe lo que hablan las personas de por allí. No hay la lengua propia de "Cataluña", hay la lengua de los catalanes, que, por cierto, tienen como lengua mayoritaria y como lengua común el castellano. El hecho de que desde finales del siglo XV se imprimieran en Cataluña tantos o más libros en castellano que en catalán se podrá atribuir a que el castellano era lengua de cultura, pero el uso de las gentes en su prácticas de cada día, cuando compra, ama o se comunica, nada tiene que ver con imposiciones o reputaciones.
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