miércoles, 7 de noviembre de 2007

Pujol y el victimismo

El ex presidente de la Generalitat de Cataluña, Jordi Pujol se lamentaba el pasado día 30 de octubre en el artículo Intoxicación. Y consistencia de la catalanofobia de España a Cataluña:

Ahora Catalunya tiene mala prensa en Madrid. Y en toda España. Nunca como ahora la opinión pública española, es decir, no sólo los políticos, sino también los medios de comunicación –prácticamente sin excepción– y la gente de a pie, se había expresado en términos tan negativos hacia Catalunya. En la época de Franco el Régimen era muy hostil hacia Catalunya, era perseguidor y opresor. Pero la gente no tenía un grado tan alto de animadversión como tiene ahora.

Y tiene razón el ex presidente de la Generalitat. Recuerdo con nostalgia la envidia sana que el resto de españoles nos tenían en los años setenta por vivir en Barcelona. Mientras Madrid arrastraba la leyenda de ciudad de funcionarios y centro de poder franquista, Barcelona aparecía como la ciudad cosmopolita y culta. Como al París de principios de siglo, allí recalaban bohemios y creadores, escritores y activistas contra el régimen, seguros todos de llegar a la ciudad de la libertad. Esa superstición recorrió todos los rincones de España; la extendíamos los inmigrantes nacidos en otras tierras de España en cada viaje de retorno de vacaciones a nuestros lugares de nacimiento. Nunca tantos españoles se hicieron seguidores del Barça. Hay toda una generación de progres que metían libertad, Barcelona y Barça en el mismo saco. Simplificaciones muy humanas en tiempos sedientos de nuevos referentes. Rodríguez Ibarra o Rodríguez Zapatero son algunos ejemplos.

Fueron esos tiempos los mejores para la lengua catalana. Nunca tuvo tanta comprensión y defensa. Tenía menos hablantes y no regía como única lengua de las instituciones catalanas, pero contaba con el amor incondicional de todos. Precisamente lo que ahora reclaman.

A la vuelta de dos décadas, el hombre que heredó ese maravilloso legado, se queja de que España ya no nos quiere, o nos quiere menos. Se debía preguntar por qué, pues en él encontraría la causa de todas la causas.

Nada más acceder a la presidencia de la Generalitat puso en marcha el sueño nacionalista que acabaría siendo la pesadilla de quienes no lo compartíamos. Si a una persona negra no le reconoces su color de piel como atributo inseparable de su persona, es posible que tal ciudadano se sienta menospreciado en parte de sus derechos; si a un homosexual no le reconoces y respetas su opción sexual, es posible que acabe por adquirir mecanismos de defensa contra las instituciones o la sociedad que lo avergüenzan; si a un castellanohablante le excluyes su lengua en instituciones, escuela y medios públicos de comunicación, puede que acabe por sentirse excluido de derechos y menospreciado. Como el negro, como el homosexual. Sin ir más lejos, como usted se sintió menospreciado cuando en otros tiempos excluyeron la lengua de su madre. Lo terrible es que haya que explicar tal obviedad.

Nada más llegar a la presidencia de la Generalitat, ordenó una limpieza lingüística en el callejero municipal, subvencionó el cambio de idioma en letreros comerciales, obligó a cambiar de lengua a miles de maestros (14.000 se fueron de 1983 a 1985), fundó TV3 y Cataluña Radio sólo en catalán y, sobre todo, nos contagió a todos de un victimismo enfermizo respecto a Madrid que ha acabado por convertirse en un mecanismo de defensa ante cualquier responsabilidad política que habríamos de asumir y no hacemos.

Tiene también razón Pujol en su artículo al recordar que Cercanías y Red Eléctrica son responsabilidad del Gobierno de España:

¿Cómo se puede afirmar que el mal funcionamiento y la falta de planificación y de inversión son culpa de la Generalitat y, por lo tanto, de Catalunya?

Repito. Decir esto es faltar gravemente a la justicia, a la verdad, al respecto de la gente y al respeto a Catalunya. Y cuando, prácticamente, todas las fuerzas políticas españolas, y cuando, prácticamente, todos los medios de comunicación españoles participan de esta maniobra o no la contradicen y dejan que el rechazo, el desprecio, el resentimiento o, a veces, el odio se desperdiguen, hace falta decir que en España hay un fallo.

¡Cuánta razón tiene Pujol! Lástima que esa proyección para descargar en otros las culpas o inventar agravios sea la obra mejor acabada de su práctica política. Durante años la ha practicado con nocturnidad y alevosía. Él la inventó. Recuerdo durante cuántos años logró engañar al pueblo de Cataluña afirmando que la educación y la sanidad no funcionaban porque Madrid no traspasaba las competencias, cuando ya las tenía todas. Todavía hay gentes en Cataluña que creen que la culpa de todo la tiene Madrid porque Cataluña es una colonia de España. Recuerden las balanzas fiscales o los peajes que sus gobiernos renovaron. Nadie mejor que él ha practicado esa política de "resentimiento" y "odio". Él es el arquitecto. Aplíquese, por tanto, su propia acusación a sí mismo.

A menudo me pregunto qué tendrán los culturgenes de la cultura nacionalcatalanista para dejar fuera de su comprensión de la realidad el principio de no contradicción. ¿Cómo no ven que la pluralidad, comprensión, tolerancia, etc. que exigen a España no la practican ellos en Cataluña? Hace unas semanas tenían la oportunidad de ejercerla en la Feria del Libro de Frankfurt, pero prefirieron excluir a todos los escritores catalanes en lengua castellana. ¿Qué autoridad moral pueden tener discursos que boicotean productos españoles por el mero hecho de ser españoles (esta estupidez la iniciaron web nacionalistas y fueron contestadas por otras estupideces desde el otro lado del espejo)? ¿Qué autoridad moral pueden tener quienes se mofan de símbolos españoles por el mero hecho de ser españoles? ¿Qué autoridad moral pueden tener quienes apuestan contra la candidatura a los Juegos Olímpicos de Madrid, cuando toda España apoyó con entusiasmo la de Barcelona?

Estas y otras muchas paradojas y contradicciones no son obra directa del ex presidente de la Generalitat, pero todas han nacido de su doctrina victimista. 23 años de nacionalismo moderado nos han legado una generación de radicales con los que tenemos que lidiar todos los días. Él es el máximo responsable.

Tiene usted razón, señor Pujol, hoy nos quieren menos. Pero escuche la estrofa del uruguayo Jorge Drexler:

Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.

31 octubre 2007, C's Antonio Robles

1 comentario:

Anónimo dijo...

En mi opinión los nacionalistas catalanes, es decir "Partido Unificado de Cataluña" (PsC,ERC,IC,CiU), están un poco desorientados con el tema de AVE, y la crisis de los trenes de cercanías.
Y no saben como lanzar una campaña en contra de Madrid, el PP., España ect.
Si estuviera Aznar, lo mismo convocarían una "Huelga General", es decir, están muy, pero que muy desorientados, porque para ellos el problema no es las cosas que pasan, si no la utilización política que se pueda hacer.
Solo los más "descerebrados", quieren aprovechar,(a estos les da lo mismo, si se trata de un penalti mal pitado o lo que sea) para pedir la Independencia, "es para reírse", si no fuera porque es una putada para cientos de miles de ciudadanos
Un saludo