lunes, 27 de agosto de 2007

Relativizar la izquierda

No es extraño escuchar que la diferenciación entre izquierda y derecha no tiene mucho sentido en la actualidad. A decir verdad, tiene el mismo que ha tenido siempre, ya que no deja de ser una convención política occidental nacida en los orígenes más elementales de nuestra cultura política, es decir, la Revolución Francesa, a través de la caprichosa y arbitraria posición en la Asamblea Nacional de, por decirlo de una manera simplista y rápida, los más firmes defensores de los principios y transformaciones que guiaban la Revolución. Así pues, esta diferenciación no define unos parámetros absolutos, sino que sirve para establecer, a modo orientativo, el posicionamiento de las fuerzas políticas dentro del abanico representativo en un parlamento. Es decir, tiene un componente relativo más que absoluto.

De esta forma, los principios defendidos por los actuales partidos políticos en nada o poco corresponden con los de las formaciones de hace cincuenta, cien o doscientos años y eso no se debe a que se pierdan unas esencias sino a que los tiempos cambian y gracias a dios o la democracia se adquieren compromisos y varían los retos en los que se ve inmersa la sociedad. Pero la necesidad de establecer patrones de ubicación y diferenciación entre las distintas fuerzas políticas permanecen, especialmente en los tiempos políticamente confusos que corren con las transformaciones postmodernas como la caída del muro de Berlín, el advenimiento de nuevas coyunturas y, para que negarlo, la degeneración estética en la que ha caído cierta supuesta izquierda.

Así, se establece como izquierda, en vez del mero término de especificación política, a la reivindicación de referentes emotivos basados en una reciente tradición a modo de religión laica, fundada en una apelación a la Historia, planteándola, pues, tal cual una adscripción identitaria. Así, para ser de izquierdas es preciso sentirse de izquierdas, a modo de acto de fe. En este vicio son expertos los muchachos de IC, que limitan su discurso a su repetida y vacua declaración de ser d'esquerres de debó, de izquierdas de verdad, como si tuvieran la continua necesidad de autoafirmarse ante el triste vacío de su discurso y, de paso, se confirieran el deber de ser los guardianes de las esencias en su pureza.

La verdad es que los de IC siempre me hacen reflexionar sobre el significado de la dicotomía entre izquierda y derecha. Con todo, partiendo del significado original, entiendo a la derecha en general a las fuerzas conservadoras, tradicionalistas, defensoras de ciertos privilegios y justificadoras de la desigualdad mientras que concibo como izquierda a aquellas formaciones que defienden la libertad e igualdad de todo individuo (lo de la fraternidad me lo ahorro para no parecer demasiado afrancesado).

Así, nos encontramos con una supuesta izquierda que apela a unas tradiciones, a un pasado, que coquetea con la desigualdad en aras de una mal entendida multiculturalidad y convierte en su primer objetivo el acceso al poder ocupando un nicho político cómodo con su superficial pátina contestataria. Recientemente hubo revuelo con la identificación antisistema de una conocida regidora barcelonesa. Desde luego, que cada cual se sienta como quiera, pero el problema es que este pequeño partido vive de esta superficial imagen, como una marca publicitaria cualquiera, siendo, como son, tan parte del sistema como el resto de los partidos, con el agravante de que mayormente se quedan en la estética, porque, de hecho, es de ella que viven y no de las inexistentes aportaciones que ofrecen a las cuestiones que, teóricamente, tanto les preocupan.

Por ello no sólo me planteo lo realmente poco a la izquierda que habría que ubicar a la mencionada formación política, sino que entiendo la connivencia y absorción de esta supuesta izquierda con el nacionalismo. Así, ambas corrientes disfrutan de las apelaciones al pasado y se obsesionan con cuestiones meramente simbólicas. Orgullosas de las esencias incuestionables que creen representar, tienden al maniqueísmo, a la ausencia de relativismo, a denostar al que no piensa como ellos.

De esta forma, resulta sintomática la dificultad con la que en general nos ubican a los de C's. Éste es un partido que tiene muy claro que los aspectos identitarios deben salir de la órbita política y pública para limitarse al ámbito privado. Por esta razón somos recelosos que se nos confunda con esta visión identitaria y estereotipada de la izquierda, por eso no nos gusta llenarnos la boca con la palabra izquierda. No hemos entrado en la arena política para definirnos sino para realizar una serie de propuestas en torno a un modelo de sociedad. La ubicación de nuestro proyecto no nos corresponde, no sólo está feo hablar de uno mismo, sino que debería ser responsabilidad de, por ejemplo, el periodismo. Cuando nos ha tocado, ya hemos pedido que se nos ubicara a la izquierda, sin ir más lejos, en el Parlamento catalán.

Pero he de reconocer que me genera perplejidad la facilidad con la que algunos nos etiquetan como extrema derecha sin el más mínimo asomo de sonrojo. Porque, para el que no lo sepa, estamos hablando de un partido que se define como socialista y progresista y que hace de su principal discurso la reivindicación de las libertades individuales y del ciudadano como sujeto de la vida política ante un sistema de partidos políticos hipertrofiado, que ha relegado su original función representativa para convertirse en un conjunto en competencia de maquinarias de gestión de poder. Partiendo de que el término izquierda es un parámetro, como es, relativo, con los tiempos que corren de vacío para la ciudadanía, me planteo realmente quién está a la izquierda de C's.

Jaume Mestre Debate21- 30-3-07

7 comentarios:

Butzer dijo...

Estoy realmente de acuerdo en que los terminos izquierda y derecha solo tienen un valor meramente orientativo, relativo e incluso paramétrico.

Ser progresista como bien dices, no es ser nacionalista.
Te agrego a mi blogroll.
Saludos

Jefe Rojo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jefe Rojo dijo...

Hola Butzer: ni progresista, ni de izquierdas, es, ser nacionalista. Ni abandonar un Estado o un Partido democrático porque a uno no le gusta lo que se decide, no es de demócratas.

Gracias por agregarme, a mí, me gustaría hacer lo mismo y agregarte, ya lo había pensado, pero lamento no poder hacer lo mismo, no és por tí, pues, aunque he notado que no estás muy convencido de nuestra legalidad y honradez regeneradora desde la izquierda cívica y liberal que representa Ciutadans, veo que también eres sincero y noble en tus opiniones sobre nosotros. Pero sería ir contra mi moral y mis principios tener el vínculo a través de tu blog, que tú tienes de los traidores y saboteadores que hemos tenido que soportar en estas pasadas municipales en Cataluña, más las mentiras, difamaciones y tergiversaciones que vertían en medios de comunicación con tal de hundirnos, antes y después de las elecciones. Se hacen llamar liberales, pero de eso nada, conozco muchos verdaderos liberales igualitarios, demócratas y progresistas que forman parte de mi Partido y de mí mismo que nada tienen que ver con ellos. No voy a mentar su nombre, pues, sería publicidad pero estoy seguro que sabes de quien hablo.

Lo siento de verdad, pues, tu blog y tus opiniones me parecen interesantes a pesar de tu edad, pero dar publicidad a ese vínculo sería como publicitar en mi blog vínculos de nacionalistas y sediciosos, algo imposible, debido a mis convicciones.

De todas formas gracias y un cordial saludo.

Butzer dijo...

Bueno, respeto su opinión y puede que la comparta según que bloggero. Yo intento dar cabida a todo tipo de opiniones, eso sí, siempre sin faltar el respeto y así lo hago saber. Sus enfrentamientos, son suyos, y como tal, no me afectan en cuanto considero que son de carácter interno de su partido.

En cuanto mi opinión-veo que has estado echando un ojo- he de decir que hay ciertos sucesos que he visto que no me terminan de convencer, pero es una opinión- más que nada- personal. De ninguna manera pretendo ser poseedor de una verdad absoluta.
Aunque eso sí, espero llegar a un entendimiento con vosotros, puesto que coincidimos en defender muchos principios.

Yo si le mantendré vinculado, encontrar a C´s por aquí es difícil, XD. Y ya no solo por el partido al que está afiliado sino por una ideología que me es cercana y que veo con buenos ojos.
Saludos cordiales.

El sofista que fui dijo...

me permito publicitarun un blog muy caro al autor del artículo aquí colgado: www.pisofranco.blogspot.com

siempre hay tiempo para la censura anti-spam:-D

Jefe Rojo dijo...

Jajajaja, ¡qué bueno!. Gracias, amigos, por agregarme a ese piso franco, me parece un buen e interesante blog; compaginar la sátira y la ironía con la crítica socio-política puede ser, una buena y sana manera de desintoxicarse de tanto despotismo político e hipocresía social. Yo aré lo mismo, daros por publicitarun.

Anónimo dijo...

A Jaume Mestre: Si escribes "gracias a Dios", debes poner a éste con mayúscula. Si eres ateo, laicista o cualquier otra modalidad no creyente, escribe "gracias a los dioses", Así tienes contento tanto a los que creen como a los que no los son. Te lo dice, sin acritud, uno que no lo es. Saludos.